Dos desconocidas

Farissa Córdoba y Natalia Mills, refuerzos panameños de JC Sport Girls para la Copa Libertadores Femenina 2012

Juegan juntas desde hace un año en el Navy Bay de Colón, en Panamá, pero nunca se hablaron demasiado hasta que coincidieron en JC Sport Girls. «Yo estaba en la iglesia cuando me enteré que me llamaron. Estaba sentada oyendo misa y, de pronto, empieza a vibrar el celular», cuenta Farissa. Al otro lado de la línea, Natalia, que estaba en camino a la casa de su abuela, daba media vuelta y retornaba a dejar todo en orden y partir hacia la Copa Libertadores 2012. Se encontraron en el camino, y también en el nuestro. En Pernambuco, representan a JC, pero también a Panamá, el «país pequeñito» que está detrás de ambas exseleccionadas nacionales desde que se conoció la noticia.

Farissa Córdoba (23) dice que son polos opuestos, y así se han hecho conocidas en el grupo. El primer día, la arquera panameña asustó a los gritos a sus defensas sin poder llamarlas por su nombre. Pero solo en la cancha, porque no es furia lo que alimenta sus gritos, sino la extensión del verde. De hecho, asegura,  está “impresionada” por el grupo que ha encontrado.

“Hay una disciplina, un plan de trabajo, tanto mental como físico… Una queda fascinada porque es la clase de entrenamiento que una quiere”, señala. “Trataré de estar a la altura del equipo”, promete ‘la Niña’, apelativo que recibiera a los 16 años, cuando fue elegida portera titular de la selección mayor de su país. ‘La Niña’ ahora estudia ingeniería mecánica y sueña con abrir su propio taller.

Al otro extremo, Natalia Mills (19) sabe que no es la más locuaz, pero no quiere decir que esté disconforme. “Yo me siento bien”, afirma. “Natalia, ven, ¡ya te aburriste!”, le gritan desde su cuarto. Pero, en verdad, ella está bastante entretenida en la charla, que pasa por sus estudios no concluidos de fisioterapia, la carrera de educación física que piensa iniciar pronto y, claro, el fútbol.

“Alguna vez, cuando fui a jugar un partido, no me eligieron porque me veían tan delgada que decían ‘¿Qué, ella juega fútbol?’”, relata. Alguna vez le sugirieron hacer atletismo –que, en su país, tiene más financiamiento que el fútbol femenino–, pero más le apasionan los goles, lujo de la selección de Panamá desde la Sub 17 de hace tres años, y del Navy Bay, desde que la tiene en sus filas hace una temporada. Hace unas semanas, Natalia fue elegida como la mejor jugadora del campeonato local.

“En Panamá el talento está, lo que falta es quién los explote”, asegura Farissa. Dirigentes, entrenadores, todos, porque como ellas hay varias, enfatiza Natalia. Sin embargo, ambas rehúyen a la pregunta de si son las mejores jugadoras panameñas de la actualidad en sus posiciones. “Sobresalimos por el sacrificio”, afirma Farissa. No es casualidad que encajen en JC.

Para venir a Brasil, Farissa y Natalia dejaron a su familia, amigos, entrenadores y al Navy Bay, que deberá enfrentar partidos importantes sin su arquera y su figura en la delantera. También dejaron a todo un país pendiente, además de sus profesores de universidad y jefes, respectivamente, que facilitaron rápidamente los permisos que necesitaron. Pero con una condición, agrega Natalia: “mi jefa me dijo ‘si no vienes con nada bueno estás despedida’”. A cumplir la tarea.

BONUS TRACK

(Felizmente para Navy Bay y JC, estas dos sí se conocían en cancha).

Farissa de Natalia:

Lo mejor: «Sus movimientos en ataque. Es muy inteligente; desdobla en el ataque, es difícil para el arquero».

Por corregir: «Le gusta mucho barrer (driblear), y tengo miedo que le peguen. Aunque es recia».

Natalia de Farissa:

Lo bueno: «Es de las mejores arqueras del país. Muy buena en el aire; le debemos mucho en el equipo. Grita, pero anima a que no estén peleando entre compañeras».

Lo malo: «No ataja los penales».

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